domingo, 18 de noviembre de 2012

#1. La Señora Mckenzie y las personas con magia.


Era uno de esos días en los que Nueva York parecía triste. Uno de esos días en los que no brillaba como lo hace siempre. Más o menos como estaba yo, con la diferencia de que yo nunca brillaba, o si lo hacía, nadie me lo recordaba. No, la verdad es que nunca he brillado en nada. He estado probando varias academias en las que aprender a tocar el piano. Y ahora lo hago bien. Aceptable, diría yo. Nunca, y a pesar de los años que lo llevo tocando, he brillado en ello. Ni en nada más.
Dejando de lado los pensamientos que llevaban rondando por mi cabeza varios días, abro la puerta y salgo de mi casa. El cielo está cubierto por unas nubes que parecen tener ganas de llorar. No he cogido paragüas y ya es demasiado tarde para volver a entrar ya que no tengo llaves. Mi madre siempre me está recordando lo desastre que soy en ese sentido. Puedo grabar en mi mente una partitura en tan solo cinco minutos, pero no puedo acordarmde de coger las llaves o de hacer el recado que mi madre me mandó. Creo que eso se debe al poco interés que tengo por todo lo demás. Mi mundo es el piano. La música. Y aunque parezca una tontería, podría pasarme días encerrada en mi habitación. Tocando el piano. 
Cuando aún no he cruzado la esquina unas cuantas gotas me golpean la cabeza. Suspiro pesadamente y aligero mi paso. Me da igual mojarme, la verdad, pero prefiero no estar demasiado empapada cuando llegue a casa de la Señora Mckenzie. 
Antes, cuando os dije que lo único que me interesa es el piano, os mentí. En realidad no. Sólo que no os lo conté todo. La Señora Mckenzie es una de las dos únicas cosas por las que de verdad tengo interés. Cuando la conocí me pareció una mujer bastante extraña pero ahora no sé que haría sin ella.

Yo tenía doce años recién cumplidos. Era la tercera vez en mi vida que estaba en un conservatorio. Y no sabía muy bien como iba este, ya que era nueva en él. Todo parecía estar solo. Nadie ocupaba la pequeña mesa de recepción ni se escuchaban pianos sonar. Me pareció bastante extraño pero eso no me frenó. Entré en una de las salas que se encontraban vacías. La sala no era más que cuatro paredes con un piano de cola en medio y un pequeño espejo justo en frente de este. Me acerqué al piano y me senté en el pequeño taburete que había delante de él. Empecé a tocar una canción que me habían enseñado en el anterior conservatorio y que, la verdad, me había marcado bastante. Aún no había acabado cuando oí unos zapatos de tacon por detrás de mi. Cuando me giré la vi a ella. Era la Señora Mckenzie. En ese momento me pareció la mujer más rara del mundo. Tendría unos sesenta y algo de años y portaba un vestido bastante antigüo, a mi parecer. Su peinado parecía de la misma época que su vestido. Por un momento me pareció estar en otro siglo. 

-Vaya, han llegado unas manos mágicas. Por fin -dijo ella sin apartar su mirada de mi. 
-¿Cómo? -contesté fruciendo el ceño. 
-Tus manos. 

Las miré extrañada y volví a mirarla. Ella simplemente rió. Fuerte. Su risa parecía ser más extraña que ella. Y, la verdad, me dió miedo por un instante. 

-Por mucho que mires no vas a verlo. Lo que tienes es magia. Y eso no sé ve, se siente. 

Hizo una pequeña pausa y tragó saliva. Sus ojos parecian haberse nublado. 

-¿Sabes? Una persona muy importante me dijo una vez que, en la vida, es difícil encontrar a personas que te marquen. Personas con las que todo sea más fácil. Personas que creen magia con algo tan simple como un piano. ¿Y sabes algo más?
-¿Qué? -pregunté extrañada.
-Creo que la acabo de encontrar. 

Lo que me dijo entonces no se me ha vuelto a olvidar más. Y es que, por muchos años que pasen, la Señora Mckenzie siempre será un modelo a seguir. Alguien en quien fijarme para evolucionar. Para crecer como persona. Porque, sinceramente, la Señora Mckenzie es la persona más grande que conozco. Y no me refiero a su edad, me refiero a su grandeza. Esa que solo enseña a algunas personas. Me refiero a la forma en que me cuenta, sin cansarse, todas sus historias. Me refiero a lo mucho que le gusta reírse de estupideces y a las cosas que me ha dicho y ha hecho que reaccione. A las frases que se han quedado grabadas en mi mente con fuego. Una de mis favoritas es una que aún no comprendo muy bien, pero sin embargo, me ayuda cuandos los días se me hacen eternos y cuando me encuentro vacía. Decía: 'El corazón de las personas con magia está repleto de formas que nadie comprende pero que, sin embargo, todo el mundo desea'. Me marcó mucho ya que, después de decir esto, sonrió, me miró y dijo: 'Y tu eres una persona mágica, ¿recuerdas?'. Siempre que pienso que no valgo para nada o que, simplemente, me encuentro mal, pienso en ella y en esa frase. 

Una vez que llego a su casa ya mi pelo está empapado. La ropa chorrea agua por todos los rincones y siento que se me cala en los huesos. Llamo a su puerta de la forma que lo hago siempre y, tras unos cuantos pasos agetreados, me abre. 

-¡Oh Dios santo! -exclama al verme y, sin dejarme contestar, tira de mi brazo-. No sé porqué pero sabía que no traerías paragüas. Cualquier día vas a coger una buena pulmonía, Kelsey.

Siempre que se enfadaba me llamaba así. Y me miraba como si estuviera loca. Aunque, por un segundo, parecía sonreirme y me hacía saber que su enfado duraría poco. 

-¿Que te pasa hoy? 

Sabía que adivinaría en mi mirada y en mi pasotismo, más grande de lo normal, que algo me pasaba. Que me preocupaba algo que no podía contar a nadie, solo a ella. 
Después de secarme y ponerme ropa seca que ella misma me prestó, me senté en el viejo sillón beige que adornaba el salón. Ella, mientras, preparaba un chocolate caliente para mi. Le dije más de diez veces que no me apetecía, pero ella me lo preparó igual. Me lo puso en las manos y se sentó justo en frente de mi, en el otro sillón beige que complementaba al mio. 

-Me han llamado para que participe en una gala de unos señores que...bueno, no me enteré muy bien de que iba...pero me han ofrecido ir, y tocar durante toda la gala. 
-¡Eso es genial! -sonrió y, al instante, se volvió a poner seria-. ¿Que problema hay?
-No puedo hacerlo. Es demasiado para mi. Nunca he tocado delante de tantísimas personas y sé que la voy a cagar si acepto. 

Por unos seguntos su mirada brilló. Sacó su típica sonrisa amarga y agarró mi mano con fuerza. Después hizo que levantara mi mirada hacia ella. 

-¿Sabes Kelsey? Para las personas grances, nada es demasiado. Para las personas que crean magia con un simple movimiento de manos sobre unas teclas nada es muy grande. Me dijeron una vez que por mucho que creas en ti, nunca será suficiente. Así que, ¿que tal si yo creo por las dos? -volvió a sonreír.  
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Hoooolis, lectores invisibles, jajaja. Na, en realidad, tengo una lectora fija. Me siento orgullosa(?). 
Bueno, al que me lea, solo quería hacerle saber que este es el primer capítulo de una super mini novela. Bueno, si quiera sé si llamarla novela porque no me gusta mucho por lo que haré, como máximo, cinco capítulos. Y ya después, más adelante, haré una en condiciones y de la cual no me avergüence, jajajaja. 
Pues nada, eso, que sé que a nadie (o a casi nadie) le interesa lo que escribo y este truño de historia menos, pero bue' a mi me gusta escribir, y por eso lo hago. 
Kels. 

4 comentarios:

  1. Joder, dices que no, pero tienes magia, lo digo muy en serio. Cada palabra que escribes me va dejando sin respiracion, muy despacio. Es increible, tienes un don. Encontrarte con gente es dificil, creo yo, pero cuando lo haces, es precioso :´) Yo de momento, se de 3; y tu eres una de ellas. De verdad, me encanta, me has emocionado jo. Espero ver algo tuyo pronto, por que es verlo, y sin leer nada ya me alegras el dia. Y bueno, que gracias por esto ¿si?
    Besos
    Sara

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    1. Oish, asdnbsufibse. Eres la monosidad en persona, te lo digo muy en serio. Muchísimas gracias por estar aquí cada día, leyéndome y diciéndome estas cosas tan preciosas, sdibfuibf. Que, de verdad, si no fuera por lo muchísimo que me gusta escribir y por ti, no tendría sentido seguir con el blog. Y además, que siempre consigues hacerme sonreír. Y eso es muy bonito, jo.
      Bueno, ya lo he puesto debajo de la entrada (ya que ayer no me dió tiempo a ponerlo) que es el primer capítulo de una mini novela, o como quieras llamarlo. Y que, espero y solo digo espero, tener pronto el próximo capítulo, ¿si?
      Un bessssito, cielo.
      Kels.

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  2. Pues dirás lo que quieras pero a mi me gusta mucho no, muchísimo!!! Estoy esperando ya con muchas ganas el siguiente capitulo, que lo sepas :) un besito enormee

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    1. ODUFSDHBWDBUUIEF, tú y tus comentarios que consiguen hacerme sonreír.

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El tiempo, que se escurre entre los dedos.