jueves, 27 de diciembre de 2012

Once upon a time.

 
-¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
-Como si fuera ayer. -digo casi en un susurro.
-¿Y qué sentiste cuando me viste por primera vez?
-¿Que qué sentí? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Como si no lo supieras! -exclamo soltando una pequeña risa.
-¿Que pasa? ¿Es que ya no te acuerdas?
-Claro que si. Sólo es que...se notó tanto que me gustaste desde el primer momento que...que creí que lo habías notado tú también.
-Sólo noté que te temblaba la voz cuando te pregunté si tenías hora. -dice riendo.
-¿Lo ves? 

Miro al frente y observo como los rayos del sol caen ya por el horizonte. Es un bonito atardecer para pasarlo con ella. Y claro que me acuerdo. Me acuerdo de todos y cada uno de los sentimientos que me produjo verla por primera vez. Me acuerdo que fué en la biblioteca. Una pequeña biblioteca de Brooklyn en la que no había mucha gente. Acababa de llegar y me había sentado solo, como siempre hacía. No había ni abierto aún el libro cuando la vi. Bajaba unas escaleras que daban a la segunda planta de la biblioteca. Una planta en la que no había más que libros olvidados y llenos de polvo. Ella tenía uno de esos libros y parecía que buscaba algo o a alguien con la mirada. 
Y parece que fue entonces, justo entonces, cuando me encontró a mi.
Se acercó y en un susurro dijo: 'Oye, ¿tienes hora?'.
En ese momento mi cuerpo tembló y mis manos empezaron a sudar. 
Noté enseguida que me gustaba ya que nunca solía ponerme así por nadie.
 Miré el pequeño reloj de mi muñeca y la volví a mirar para decirle la hora.
Estaba sonriendo.
Y yo estaba perdido. 
Mis manos empezaron a sudar mucho más que antes y tenía miedo de que mi corazón saliera disparado.
 Entre balbuceos dije que eran las siete y media y ella sólo rió y soltó un pequeño 'gracias' tras una sonrisa.

-Nunca nadie había conseguido ponerme tan nervioso.
-¿Por qué lo hice?
-Por como me sonreiste. Puede parecer una tontería, pero nunca nadie había tenido el detalle de dedicarme una sonrisa así.
-¿Dedicarte una sonrisa?
-Si, ya sabes. Pararte y sonreír. Simplemente eso.
-¿Y que más? -dice ella interesada

Después se fue y no volví a verla en todo el día, pero no consiguí relajarme. 
Cada vez que escuchaba que alguien abría la vieja puerta de la biblioteca miraba por si era ella.
Las manos dejaron de sudarme pero era pensar en su sonrisa y volver a tener el corazón alterado. 
Pensaba en que quizás, y en realidad era lo más probable, no volvería a verla y sentía un pequeño pinchazo en el estómago.
Nunca había sentido nada parecido. 
Sólo la había visto y...había creado todo eso en mi. 
Había creado miedo.
Miedo por no volver a verla.

-También sentí miedo. 
-¿Miedo? 
-Si, miedo. Miedo por no poder verte. Por...por no saber más de ti. 
-¿Tan fuerte fué lo que te hice sentir?
-Más fuerte de lo que puedas llegar a imaginar.

Por mucho que iba a la biblioteca, día tras día, no lograba volver a verla. Una vez llegué incluso a preguntar por ella a la vieja bibliotecaria que, con un seco 'no', me dejó claro que no sabía de que chica le estaba hablando.
Ya lo había dado por perdido y había intentado conformarme con los sueños que, noche tras noche, tenía sobre ella y su sonrisa. Esa que, en realidad, tanto daño me había hecho.
Porque sí, me había hecho daño.
Incluso llegué a odiar a esa chica y a su hermosa sonrisa por no aparecer más.
Incluso llegué a echarle la culpa a esa chica que, en realidad, lo único que había hecho era preguntarme la hora. 

-He de reconocer que por unos días te odié. -río mirando la cara sorprendida de ella.
-¿Odiarme? ¿Por qué?
-No sé, supongo que te eché la culpa por aparecer, sonreírme y marcharte. Supongo que quería encontrar un motivo lógico por el que te habías marchado sin darme la oportunidad de ver más veces esa sonrisa que me había enamorado.
-¿Te enamoré desde el primer momento?

No sólo me había enamorado desde el primer momento, había conseguido hacerme adicto a algo que sólo había visto una vez. Consiguió hacerme adicto a su sonrisa y a la forma en la que me habló. Como un drogadicto con su droga, buscaba desesperadamente a aquella chica de la que ni siquiera sabía el nombre. 
Y eso me hacía sentir impotencia, y rabia.
Y quizás también sea por eso por lo que la odié durante unos días.
Porque me había hecho adicto a ella y después había desaparecido.
Y yo quería más.
Más de ella.

-Desde el primer momento. -reconozco.
 -¿Y no pensaste en que harías si no volvías a verme?
-Oh si, si que lo pensé. Muchas veces, además.
-¿Y que conclusión sacaste?
-¿Te digo la verdad? -la miro.- Que tenía que encontrarte y punto. -río.
-Tú siempre tan tozudo.
-Quizás sea eso lo que hizo que pudiera encontrarte.

Y es que no barajé nunca la posibilidad de no volver a verla. Tenía claro que lo haría. No sabía como, pero lo haría. Porque siempre creí que rendirse es de cobardes. 
Y más si es por algo que deseas con muchas ganas.

-¿Y que pasó después? -pregunta ella, aunque lo sepa.
-Bueno, el resto de la historia también la conoces tú. 
-Ya, pero nunca viene mal saber que sentiste cuando volviste a verme.

Suelto una risa más alta de lo normal y me quedo pensando por unos segundos.
Fué casi cuatro meses después. 
Y no fué en esa vieja biblioteca, sino en un pequeño parque del sur de Brooklyn.
Un parque que no estaba muy lejos de mi casa y al que acudía cuando necesitaba pensar. 
Y entonces la vi. 
Estaba sentada debajo de un árbol, leyendo el viejo libro que llevaba en las manos el día que la vi por primera vez.
Mi corazón volvió a ponerse nervioso y a latir fuertemente.
Más incluso que la otra vez.
Tanto que de verdad tuve miedo porque creía que se pararía en cualquier momento.
Las piernas estaban empezando a flojearme y si no hacía algo pronto me fallarían del todo y me caería allí, en medio del parque.
Seguía observándola y cada vez mis manos sudaban más.
Y mis piernas no tenían la intención de parar de temblar.
Ni mi corazón de apaciguar su ritmo.
No mientras ella siguiera ahí.
Tan espectacular como la otra vez.
Después observé como su melena castaña caía por sus hombros y como sus cejas estaban un tanto arrugadas debido a lo que leía en ese antigüo libro.
Y llegué a la conclusión de que era perfecta.
Perfecta para mi.

-Cuando te vi...cuando te vi estuve a punto de caerme al suelo. Las piernas me temblaban.
-¿Que pensaste después?
-Pensé en que quería acercarme. Fuera como fuera quería acercarme.
-¿Que querías decirme? 
-Quería, ante todo, saber tu nombre. Sólo pedía eso para empezar. Ya después sólo quería...sólo quería no volver a perderte. No me lo podía permitir.
 -Parece que te salió bien porque sigo aquí.
-Sí, parece que por una vez lo hice bien y no te espanté como la otra vez, en la biblioteca.
-No me espantaste.

Él ríe de nuevo consiguiendo que ella también lo haga. 
Y después se quedan en silencio. 
Sólo se miran.
Y son capaces de decirse tanto con la mirada que no hacen falta palabras.

-¿Y sabes algo más? -digo mirando de nuevo al frente.
-¿Qué? -dice ella con ganas de saber más.
-No me arrepiento de haber balbuceado aquella vez en la biblioteca ni tampoco de haberte odiado un poco. No me arrepiento de los comentarios ridículos que hice aquel día en el parque ni de las veces que me pillaste mirándote de reojo.
-¿Por qué?
-Porque todo eso forma parte de nuestra historia, cariño. Y sin todo eso ahora mismo no serías mia.

2 comentarios:

  1. Jo. Es muy bonita :') Y cuando se ven por primera vez. Y que luego la sigue buncando y asdfghjkl es impresionante, en serio. A mi, personalmente, me ha encantdo. Es dificil de ver cosas asi ya en el dia a dia. La gente no suele hacer eso creo yo, pero a mi me sigue encantando.
    Gracias por volver a subir amor :3 Es que entre en blogger, baje casi sin mirar lo que habia y de repente mientras paso leo "Kels." Y subo corriendo otra vez JAJAJAJA Me tendrias que haber visto casi a las 3 de la mañana pegando saltos de alegria xD Y bueno, solo espero que despues de esta racha de publicar *que me ha encantado* que no jos dejes un mes sin nada.
    Yo sigo impresionada de lo bonoto que es
    Muchos besos, cielo.
    Sara.

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    1. A mi, como siempre te digo, me encanta que te encante. En serio, es genial saber que opinas todo eso de lo que hago, aiusbdnuiasd. Muchas gracias otraaaaa vez más. JAJAJAJAJAJA seguro que ya te tengo harta, pero es la verdad y te lo tengo que agradecer y yastáh. JAJAJAJAJAJA.
      Kels.

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El tiempo, que se escurre entre los dedos.